
Terry George, vuelve a mostrarnos, una gran película sobre lo que a él tanto le interesa y forma parte de su vida, de su pueblo. El terrorismo en Irlanda del Norte, el IRA. Esta vez nos lo presenta de forma más individualista y menos global como hizo años atrás “en el nombre del padre”.
The boxer, basada en la historia real de un boxeador, Barry Mcguigan, es un grito constante a la libertad, a la tolerancia y a la no violencia a través de los ojos del protagonista. Danny Flynn, interpretado por el siempre magnífico Daniel Day Lewis, nos muestra el deseo de un ex boxeador por seguir adelante después de pasar 14 años en prisión. Pese a las dificultades con las que se va a encontrar, su objetivo es claro, vivir tranquilo, sin miedo y con la mujer que ama.
Este boxeador católico irlandés, sale de la cárcel con la misma idea con la que entro, la idea de “ya es suficiente”. The Boxer es una película donde el amor está presente de manera muy significativa. Un a

Sheridan en un maestro en mostrar lo justo sin caer en sentimentalismos. Nos da la dosis exacta para que te remueva por dentro lo suficiente y te interese qué pasa con cada uno de los personajes, incluidos los antagonistas. Sabe muy bien perfilar a este tipo de personajes, como bien hizo en el nombre del padre, los antagonistas cobran mucha fuerza y a la vez también nos suscita mucho interés por lo que les pueda ocurrir.
El antagonista Harry (Gerald McSorley), representa claramente el por qué es imposible una salida lógica a todo el conflicto
. Cada decisión que toma es un paso atrás donde la violencia gratuita se hace presente. En paralelo a la lucha de Danny, el antagonista crece y en muchas ocasiones, uno acaba perdiendo la esperanza de una solución pacífica. Los británicos ocupando Belfast y un inquietante Helicóptero que está presente en casi toda la película nos hace siempre estar alerta y temer lo peor. Sheridan sabe transmitir muy bien lo que cada personaje puede estar sintiendo sin ni siquiera dibujarlos perfectamente.

The bóxer es una excepcional película, alejada de los típicos convencionalismos políticos. Tan solo se nos quiere mostrar el deseo de la conciliación, la redención y la paz en un mundo donde la violencia es casi costumbre.
